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#NUNCA MÁS #SON 30.000 - A 48 AÑOS DEL GOLPE GENOCIDA MÁS SINIESTRO DE LA ARGENTINA

Memoria sí, Memoria siempre

* Por Héctor Washington



Collage: Federico Casal



La Memoria no es morbo. No es festejo. Tiene incontables nombres y rostros. Historias truncadas por la misma mano tenebrosa de un Estado que hoy, más que nunca en estos 40 años de democracia, intenta negarla al instaurar el olvido voluntario.

Estamos hechos de Memoria, nos vertebra como una pulsión vital a través de los años. Por ella recordamos, conmemoramos, repudiamos
y exigimos juicio y castigo para sus responsables. Por los 2.818 días que duró la última dictadura, por cada submarino en la hora de la tortura
y los 340 centros clandestinos de detención, por los hombres y mujeres violados y mutilados en sus instalaciones, por cada picana eléctrica, por cada mujer ultrajada y obligada a parir en condiciones inhumanas, por los 490 bebés nacidos en cautiverio y cada niño expropiado, por los 649 soldados muertos en Malvinas y el suicidio de 350 veteranos después de la guerra, también víctimas de la dictadura, por los 1.180 militares acusados beneficiados con la Ley de Obediencia Debida, por nuestras Madres y Abuelas, que nos enseñaron a defender la Memoria como un ofertorio sagrado, por cada libro en la hoguera, por cada grito de tortura, por los muertos y los 30.000 -sí, 30.000- detenidos-desaparecidos.

Porque ningún discurso negacionista puede borrar lo escrito con la sangre, ni con la prensa paraestatal de sus amigos empresarios ni sus periodistas adictos, sus imberbes militantes 2.0 ni la casta judicial, militar y empresarial que pretende hacer desaparecer la historia mientras avalan un nuevo saqueo indecible en el país.

A 48 años del inicio de aquella hora funesta, hoy más que nunca, militar Democracia es un imperativo moral contra un contexto por demás enrarecido en que se busca, con total impunidad, echar por tierra los derechos más elementales que le dan sustento, en un Estado que se vale de todos los medios a su alcance para instaurar una suerte de revisionismo histórico siniestro para acallar la Memoria, haciendo del negacionismo su causa y su militancia.

En diálogo con Cronopio, el profesor Juan Eduardo Lenscak nos ayuda a reflexionar sobre este Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia particular en tiempos donde la impunidad y la crueldad no sólo son una pedagogía sino un instrumento disciplinador.

La Memoria sabe de plazos pero también de luchas. Antes. Y ahora. Y es por ella que repudiamos con ahínco cada declaración de la vicepresidenta del país que niegue la historia, cada ironía del presidente en un discurso oficial y su aval sistemático a la intolerancia y la violencia; el reciente ataque político a la militante de H.I.J.O.S., que fue amenazada en su domicilio con armas de fuego, atada, golpeada y abusada sexualmente; los teléfonos intervenidos de Estela de Carlotto; los recientes dichos miserables de Estefanía Albasetti, concejala de Quilmes; la foto del ministro de Defensa, Luis Petri, junto a Cecilia Pando, militante del horror que defiende -declaró en su momento- “aun la causa de quienes robaban bebés”. Por todo esto, hoy más que nunca, Memoria sí, Memoria siempre.

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¿Cómo analizar la sociedad argentina actual a la luz de un gobierno que milita el negacionismo al cien por ciento?
- “La casta genocida siempre negó el terrorismo de Estado, en sede judicial, en cada uno de los juicios de lesa humanidad que se vinieron sustanciando hace más de dos décadas. También cuestionando el número de desaparecidos, pidiendo libertades domiciliarias a los condenados, o indultos y aplicación del 2 x 1 para sus aberrantes crímenes cometidos. Además, organizándose en asociaciones civiles conducidas por sus familiares, quienes sostenían que las condenas eran injustas.

El actual Gobierno tiene entre sus militantes, nada menos que a la vicepresidenta, a uno de sus mayores exponentes. El tema central de la victoria electoral no fue la negación de la dictadura como instrumentación del terrorismo de Estado. Esta bandera en campaña electoral ha sido secundaria. Lo cierto es que hoy, y en cercanías del 24 de Marzo, Día de la Memoria, esta temática cobra un significado especial”.

¿Qué pasó en la Argentina de los últimos años, que pasamos de reivindicar la Memoria tan fuertemente a una insatisfacción democrática que nos llevó a una suerte de derechización del cuerpo social?
- “Son muchos los factores que desencadenaron esta nueva tragedia nacional. Uno de ellos es la desaparición de una generación de dirigentes nacionales y populares que hoy no están; han sido diezmados. Dirigentes brújulas que marcaban un camino de independencia económica, soberanía política y justicia social. Quedaron pocos, a los que se los persiguió con noticias falsas y guerra judicial (fake news y lawfare).

El proyecto oligárquico aliado a los centros internacionales del poder económico, si bien tuvo que dejar el gobierno de facto, después de la derrota en Malvinas, donde creyeron que EEUU actuaría de aliado, se quedó con el poder económico, sus aliados en la Justicia y la concentración de medios de comunicación (a partir del saqueo de Papel Prensa, logrado tortura mediante).

La democracia instaurada después del golpe de Estado fue ‘tutelada’. Acosada por ese mismo poder cívico económico, militar y mediático a través de diversas asonadas. A su vez, la democracia, si bien se fue consolidando, internamente se fue corrompiendo con la mercantilización de la política, haciéndola una carrera por cargos, aboliendo la propia vida interna de los partidos políticos. Se priorizó el acatamiento y se redujo la capacidad de propuestas, produciendo muchos dirigentes ‘veletas’ que al priorizar su cargo o su carrera, se acomodan al mejor postor.

El desencanto con esta dirigencia incoherente con su prédica (caso emblemático fue el de Insaurralde y, más recientemente, el de Scioli) y su aprovechamiento por la prensa hegemónica fue licuando la herramienta de transformación más importante que tienen las clases populares para ampliar derechos: la política.

Se fue gestando un proceso de demonización de la actividad política, llegando al extremo de proscribir a la candidata de mayor consenso en la política nacional: Cristina Fernández de Kirchner. Este proceso de demonización no sólo fue a ella en particular sino a la política en general, equiparado al sufrido por el propio General Perón. Hasta llegaron al intento de asesinato.

El crecimiento demográfico hizo también lo suyo, junto a la utilización política de las redes sociales, medios de comunicación social, con algoritmos e inteligencia artificial, adaptada preferentemente a cada receptor joven que utiliza un celular. Y por extensión, a toda la sociedad. La banalización y demonización de la política frente a sus desaciertos fue formateando la identificación ideológica de las nuevas generaciones con lo que hoy conocemos como ‘casta’, concepto que sintetiza y canaliza las insatisfacciones populares a favor -paradójicamente- de los privilegiados de siempre, que hasta disfrutan con la pérdida de derechos de las mayorías.

Cabe destacar también los cambios en las relaciones laborales, basadas en la supuesta meritocracia del cuentapropismo virtual manejado por algoritmos explotadores (tipo Uber, Pedidos Ya, las ventas por cartillas, etc), con triangulación tributaria, sin facturaciones, ajeno a todo tipo de leyes laborales que no sólo desprotegen a los trabajadores sino que aparecen como tabla de salvación individual para la legión de jóvenes desocupados/as.

Carlos Del Frade hablaba de una herencia de Cinco D de la dictadura: deuda externa, desaparecidos, desocupación, delitos y drogas. El narcotráfico y lavado de activos se está consolidando junto al creciente consumo en los sectores juveniles. Recuerdo que hace una década atrás, pregunté a mis alumnos en una encuesta anónima quién había probado marihuana. En nuestra ciudad teníamos los mismos porcentajes que a nivel nacional. Hoy esta problemática asola nuestra sociedad, quemando juventud en su consumo y sus consecuencias delictivas letales. El caso de Rosario es hoy un emergente de este esquema de saqueo, lavado y terror, donde los únicos que ganan son los mismos de siempre. La juventud es víctima de esta estrategia, por donde se lo mire.

Otro elemento no menos importante es la estrategia geopolítica de los centros internacionales del poder. Con la administración de Jimmy Carter, se embanderaron con los Derechos Humanos para recuperar terreno (habían perdido Cuba, China, Vietnam, Angola, Argelia, etc), terreno perdido por la política del garrote y las intervenciones militares. A partir de allí, comenzaron a recuperar terreno fomentando no golpes de Estado sino gobiernos democráticos, usando la deuda externa, la prensa hegemónica y los jueces venales para ‘tutelar’ o condicionar los gobiernos democráticos.

Alarmados con el deseudentamiento logrado por la administración de Kirchner, asociados a los gobiernos latinoamericanos del ALCA (Lula, Evo, Pepe Mujica, Chávez, etc), estos gigantes del capitalismo mundial pusieron ojos en Latinoamérica, desencadenando golpes blandos y condicionando fuertemente las economías principalmente con deudas. La deuda mayúscula fue la argentina conseguida irregularmente por Mauricio Macri, que terminó por desnudar las debilidades de nuestra incipiente democracia”.

¿Es correcto hablar de una generación de jóvenes que banaliza la historia y que tracciona más fuertemente en esta puja? ¿A qué se debe?
- “Creo que no. Creo que la juventud argentina fue víctima de una estrategia planificada en lo político, mediático y judicial para canalizar su rebelión a favor de los victimarios. Y las diversas conducciones del campo nacional y popular no estuvieron a la altura para contrarrestar las consecuencias que hoy estamos padeciendo. Muchos jóvenes votaron contra sus propios intereses.

Ya la realidad va a ir demostrando que los cantos de sirena se esfuman y que el ‘queso’ con que alimentan sus fantasías no es más que jabón. Esta contradicción día a día se palpa y sufre a través de precios por las nubes, despidos y represión en aumento y -como norma- va a actuar como boomerang.

Pensar en la juventud como causa de esta situación es considerarlos como victimarios, cuando objetivamente son las víctimas. El desencanto puede ser un excelente motor de concientización y transformación de la realidad. Es cierto que de las adicciones es difícil salir, pero no imposible”.

¿El advenimiento de la nueva ola del feminismo jugó un rol importante en una franja social reaccionaria de embestida antiderechos?
- “Por supuesto. Así como el desendeudamiento y ampliación de derechos económicos ocurrido en la década ganada fueron determinantes en la contraofensiva conservadora de los grupos concentrados del poder, la aparición del feminismo que amplió derechos hasta en el Gobierno de Macri (Ley Micaela en el 2018 y Ley del Cupo Femenino en el año siguiente) fue otro motivo de la aceleración de su accionar regresivo.

Las acusaciones sobre los supuestos errores o desprolijidades de sus movilizaciones son las propias -y hasta calcadas- a las demonizaciones sufridas por todos los movimientos emancipatorios conocidos en la humanidad, desde los esclavos organizados por Spartaco, las luchas obreras y campesinas de Europa, China o Cuba. Y las sufridas por el peronismo acusado de las mil y una maldades por el delito de haber osado concebir el trabajo como la dignidad del ser humano y no como una mera mercancía.

Como siempre, los males que se presentan como nefastos del feminismo esconden, sin duda, su gran aporte en ampliaciones en cuestión de género. Sus necesidades hoy reclaman derechos”.

¿Cómo analiza a una oposición tan heterogénea que no atina a reorganizarse para defender tantos derechos avasallados?
- “Siempre las derrotas no tienen padre. En ese duelo estamos. El apuro por la masacre que se sufre y se avecina con mayor fuerza está haciendo despertar el gigante dormido y en parte alienado. La gravedad de los hechos actúa de motivación para una reorganización. Un gran arquero argentino decía: ‘Nada enseña tanto como un gol en contra’. En ese proceso estamos. Cuesta, pero estamos. Se ven movimientos alentadores en tal sentido. Las movilizaciones van sumando voluntades, conciencia y necesidad de superar sectarismos”.

No es casualidad que los artistas -como también ha sucedido en la era trumpista en EEUU- hayan sido uno de los focos principales del ataque por parte del Gobierno. ¿Qué lectura hace al respecto?
- “La cultura es identidad y autopercepción de la dignidad humana. La cultura es enemiga de todos los procesos alienantes, de despersonalización y cosificación. Es historia y ética. Los griegos definían el ‘ethos’ (hoy traducido por ‘ética’) como la cultura, la forma de ser y vivir de una comunidad local con proyección universal.

Nuestra cultura, después de expresar la consolidación de la ampliación de derechos, para quienes vienen a reducirlos, debe ser demonizada y posteriormente aniquilada, reemplazada por la cultura del mercado. El mercado entiende cultura como entretenimiento superficial y frívolo. Esa supuesta cultura es más barata, se la importa enlatada de los grandes centros de producción e ideológicamente es coherente con la alienación buscada. Amén que homogeniza el consumo, masificando la ideología de vivir el presente, sólo para uno, desentendiéndose de la suerte de los demás.

No se puede lograr una alienación masiva sin la destrucción de la conciencia social expresada en distintas obras de arte y en diferentes artistas populares. La dictadura quemaba libros y difundía listas negras de artistas prohibidos. Hoy esas prácticas son muy burdas y repelentes. Entonces van por el desfinanciamiento, acompañado por la misma demonización de antaño”.

Al pasar de un Estado benefactor a librar la suerte de la población a las fauces del mercado, ¿cómo analiza el impacto en una batalla cultural donde la crueldad se convierte a diario en abanderada de la vida?
- “El poder económico, mediático, político y judicial sabe que esta oportunidad que se ha dado en nuestro país no es ni estable ni será duradera. En poco tiempo, distinto a los militares del Proceso de Reorganización Nacional que tenían ‘objetivos y no plazos’, deben hacer el mayor daño posible a las expresiones políticas, culturales y económicas de los trabajadores. Saben que pueden engañar a muchos por algún tiempo, pero no tienen todo el tiempo del mundo.

Su propio apuro y sus mezquindades, sumados a la improvisación y crueldad de sus decisiones, les va jugando en contra. Los anticuerpos están comenzando actuar en la solidaridad cotidiana para mitigar daños en nuestro pueblo. Hay medios que dan voz a los descartables de este modelo. Hay manos que ayudan. Hay organizaciones que se robustecen. Vamos a tener que parir nuevos dirigentes con olor a oveja, como dice el Santo Padre. No creo que haya recetas para que el carbón se convierta en diamante, pero que el proceso está en camino, lo está. No hay que apurarse en un vanguardismo infantil, pero sí acompañarlo y profundizarlo”.

Más que desde el campo de acción política… ¿cómo salimos de esta encerrona cultural?
- “Más que encerrona, es una derrota circunstancial. Se sale construyendo mayorías con la alegría y confianza en el futuro, con sano optimismo, sin ingenuidades. Se sale compartiendo micro-utopías. Se sale militando macro-utopías. Se sale debatiendo. Se sale dándonos la mano desinteresadamente cuando la situación se vuelve grave. Se sale poniendo el hombro para un modelo solidario, no para pagar saqueos legalizados. En definitiva, se sale haciendo política, con mayúsculas. Sin buscar cargos, haciéndose cargo”.

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MÚLTIPLES ESTRENOS DE LA SERIE "HISTORIAS CLANDESTINAS"

En el Mes de la Memoria en que la causa por la Verdad y la Justicia sigue su lucha inclaudicable, “Historias Clandestinas”, proyecto audiovisual de cortometrajes que se propone crear conciencia acerca de los hechos históricos ocurridos en la última dictadura militar y sus consecuencias, forma parte del itinerario de actividades, con estrenos que se vienen dando desde el miércoles último y continuarán durante todo marzo.

El Salón de Rectores de la UNaF fue sede de dos de las primeras pro-yecciones de esta serie de seis capítulos en total: “Inolvidable” y “Cuento de viejas” fueron parte de la programación del Festival Regional Universita rio de Cortos, que tuvo lugar en el Campus de la casa de altos estudios. En tanto, en el día de ayer fueron proyectados todos los episodios de esta serie en el histórico reloj de avenida 25 de Mayo y Peatonal Rivadavia, en el marco de la programación de actividades por parte de la Asamblea de Artistas de Formosa, bajo el lema: “Son 30.000. Fue genocidio. No al apagón cultural”. La seguidilla de proyecciones continuará hoy, 24 de marzo, a las 19 hs en el Galpón “C” del Paseo Costanero, en el acto oficial, ocasión en la que “Inolvidable” evocará la figura del dirigente estudiantil Julio “Bocha” Pereira. Y a las 20.30, “Lapacho” Canal 11 emitirá la serie completa para toda la comunidad.

Por su parte, el Cine-Teatro “Italia” se aprestará a la proyección de los capítulos en la pantalla grande el día domingo 31 de marzo a las 19 hs.

“Historias Clandestinas” es un proyecto audiovisual basado en hechos trágicos ocurridos durante la última dictadura cívico-militar-religiosa, producido por la asociación civil “Centro de Capacitación Profesional”.

HISTORIAS DE MEMORIA

“INOLVIDABLE”


Ella habla de cara al silencio y su voz se eleva como una letanía dolorosa. Y en su agonía, el recuerdo de un escenario atroz: “Bocha” Pereira es obligado a morir sin cuerpo. El Paraná lamió sus carnes hasta que la tierra le devolvió su sangre. Zapiolazo. Una causa, una protesta, un atuendo de bodas, empujar el coche del verdugo parece ser la ironía más macabra. El tiempo puede desteñir un traje azul, pero la lluvia no borrará la historia. La Memoria permanece indeleble.

“LAS ESTACIONES”


La plegaria del justo se abre paso entre la oscuridad que reina en las cárceles y los templos. Militar la justicia se parece cada vez más a un Via Crucis, como si se pudiera clausurar la fe de una comunidad del interior de Formosa. Monseñor Scozzina adhiere a la causa y propone una huelga de fe. En Villafañe y sus cooperativas, “algo habrán hecho” a los ojos del poder, “algo habrán hecho” a los ojos de Dios, que los mira. Santiago Renevot es una fotografía de época donde una medalla de la Virgen puede extraviarse tan rápido como la justicia.

“LA MAESTRA RURAL”


Las luchas campesinas mantienen en vilo a un pueblo que se apaga como una lámpara desplomada en el suelo. Una joven docente tiene todo por hacer en medio de un escenario de represión y olvido. “Cada lugar tiene sus secretos”, se dice y devela una fotografía desvencijada de una escuela vacía en época de cosecha, donde lo que más crece es el silencio. Su vínculo con un peón rural la pondrá en la línea de fuego de un país a punto de estallar.

“NUDOS”


Barrer la espuma como deshacer un pasado tormentoso, echarlo fuera como quien desagota el asco de un cuerpo que se impone a la fuerza. Los nudos del tejido truncan los lazos fraternos, los mismos nudos que tejen la historia más oscura mientras los dedos se abaten en una danza errática. Lo que guarda el cuerpo es algo más que una madeja, es un tormento que estrangula más que el silencio y se enreda como un estambre debajo del vientre. Pero el agua se lleva los miedos. Habrá que tejer la fortaleza en una manta que abrigue tanto como la Memoria.

“CUMPLEAÑOS”


Una caja llena de objetos no alcanza para rearmar el recuerdo: algunas ropas antiguas, fotos en sepia y juguetes. Una retrato entre los santos, que no escuchan. Sólo resta imaginar y construir la silueta que nos falta a partir de la nostalgia. No es un ritual. Una vela enciende la espera cada día y se niega a extinguir la llama. Lo involuntario del olvido nos habla de otro cum-pleaños entre ausencias. Afuera, la lucha. Un pañuelo blanco siempre pudo más que un arma amarrada a la cintura.

“CUENTOS DE VIEJAS”


Todo el universo lúdico de un niño expropiado tiene su correlato en la realidad: una vida en blanco y negro, el siniestro Falcon del horror, militares que conviven con símbolos religiosos, un operativo de fusilamiento a la población civil y los vuelos de la muerte. Un escenario por demás oscuro donde los límites de la ficción y la realidad son cada vez más difusos. Mientras tanto, su expropiador subraya y elimina nombres a mansalva en su registro siniestro. No. No son cuentos de viejas. Ellos perviven en la Memoria colectiva.

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LITERATURA, MEMORIA Y EXPERIENCIAS DEL CUERPO

Colaboración: Prof. Analía V. Benítez

“…la flagelación seguiría porque la tortura no sólo tiene el objeto de conseguir información, sino también de doblegar al hombre, de quebrarlo, de destruirlo, de acobardarlo para siempre”. (Humberto Hauff, “La voracidad del gusano”)

Desde el restablecimiento de la democracia hasta la actualidad, la preocupación por la memoria y la recuperación de los hechos de la última dictadura militar atravesaron la narrativa ficcional de la literatura argentina y latinoamericana. Es así que el 24 de marzo vuelve a convertirse en el momento propicio para desarticular los sentidos que se van plegando sobre la palabra “memoria”. A veces manipulada, a veces desdibujada, la memoria debe ser un ejercicio vital permanente, como si se tratara de una bocanada de aire que desde las profundidades -oscuras y confusas del negacionismo de los discursos de la derecha, de la reaparición no casual de abusos y amenazas de muerte que vuelven a irrumpir las paredes de un hogar- subiéramos a buscar para seguir existiendo. La literatura sabe de esto y puede ofrecer la puesta a punto de una memoria que no cesa de interpelarnos.

La literatura argentina contemporánea, desde hace varias décadas atrás, nos ofrece una producción narrativa que articula formas de la experiencia y de reconstrucción subjetiva de la dictadura. Novelas como “Museo de la revolución”, de Martín Kohan, “Los tres mosqueteros” de Marcelo Birmajer, “En otro orden de cosas” de Rodolfo Fogwill, “La mujer en cuestión” de María Teresa Andruetto, entre otras, se engarzan, según la crítica literaria Pampa Arán, en una serie que denomina las metamorfosis, las fracturas o residuos de la memoria.

En diálogo con estas novelas que reconstruyen las tramas de la memoria de un doloroso pasado aún reciente es que viene a inscribirse “La voracidad del gusano” de Humberto Hauff, publicada en 2021, de modo tardío quizá en relación con los textos de otros sistemas regionales, pero de modo novedoso para la literatura de Formosa.

La novela entabla un diálogo con la memoria colectiva a través de una apuesta singular que hoy se hace urgente y necesario recuperar. Sutil y descaradamente a la vez, el discurso de “La voracidad del gusano” es un ejercicio de memoria que desnuda las formas de la crueldad en las que el terrorismo de la última dictadura militar se convierte en escenario para interrogar las relaciones entre literatura, violencia de Estado y experiencias del cuerpo; todo esto en espacios políticamente olvidados como lo son los pueblos del interior formoseño.

Con una cita de “El hombre que amaba a los perros” de Leonardo Padura como epígrafe inicial, se abre el espacio discursivo de esta novela y se delinea una decisión autoral que enmarca el relato y propone, posiblemente, un pacto de lectura desde un posicionamiento estético político: el rescate de la memoria como una responsabilidad ante la vida.

El relato de “La voracidad del gusano” está dividido en cinco momentos: sólo el primero de ellos indica la localización espacial en Laguna Yema. La referencia temporal también acompaña cada uno de estos capítulos en una oscilación que recoge un lapso de cinco días del mes de septiembre de 1980: lunes 22 de septiembre, viernes 19, sábado 20, domingo 21, martes 23. El movimiento temporal no es azaroso. Este escenario espacio-temporal del interior formoseño en la época de la última dictadura militar argentina, ofrece la secuencia de hechos para explorar de qué modo se trenzan relaciones entre literatura y experiencias del cuerpo violentado salvajemente por el Estado.

El protagonista de la novela -el profesor Mario Galeano-, tras ser “demorado” en un interrogatorio, está expuesto y tendido en un oscuro y frío calabozo de comisaría, contradictoriamente en el infernal pueblo de Laguna Yema. Desde allí reconoce y habita la vulnerabilidad de lo humano y desde allí, reclama el cuidado del otro. El espacio conocido y familiar del pueblo, los sentidos socialmente construidos se vuelven inhabitables. ¿Pero qué es exactamente lo inhabitable en “La voracidad del gusano”? Es la imposibilidad misma del cuidado que deja a los personajes -hombres y mujeres comunes de los pueblos del interior formoseño- abiertos, desnudos a la intemperie, sufriendo en el cuerpo y en el quiebre del sentido, la violencia que deshace la posibilidad misma de lo humano.

“La voracidad del gusano”, leída desde un posicionamiento estético político del rescate de la memoria como una responsabilidad ante la vida, nos propone una irrupción novedosa en la literatura de Formosa porque se trata de un espacio discursivo que se hace cuerpo y habla desde los cuerpos que sufren la tortura. Los espacios inhabitables se proyectan en diferentes zonas: por un lado, los lugares del interior provincial con sus particularidades climáticas. Y por otro, lo inhabitable del espacio de la tortura que surge de la relación de cada habitante del pueblo con su entorno que deja de ser el espacio familiar y amoroso. Esta matriz de vida quebrada, expuesta a la intemperie y que permite la aparición de lo monstruoso en la ausencia fatídica de cualquier cuidado humano, es la experiencia de Mario Galeano: “Piensa, por último, que lo van a sacar del pueblo de noche, y que nadie va a ver el procedimiento policial, o, al menos, nadie va a advertir que se lo llevan. Y piensa que el tren que llega a la estación podría llevarlo lejos de allí, quizá hasta una nueva vida. Pero concluye, penosamente, en que nada ni nadie lo van a ayudar a tomarlo”.

En “La voracidad del gusano” no hay azar en el título: emerge la larva de un malestar vigente -y silenciado- de los pueblos del interior formoseño: el abuso de la fuerza policial. En este pasado que se reconstruye, se encuentra el germen de sujetos y lenguajes del presente, como en una relación oscura y secreta de continuidad con ciertas estructuras socioeconómicas, con políticas oficiales y medios de ejercicio del poder que permanecen en la actualidad.

Se trata, entonces, de aceptar la invitación -y el compromiso- de reactivar la memoria a través de esta desafiante novela que pone en evidencia los mecanismos de represión, control y violencia, donde el lenguaje es vehículo para decir el horror, pero a la vez, también es vivido como un límite ante la experiencia dolorosa que nunca se puede terminar de nombrar.



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